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Salón del libro de Paris, Francia, marzo 2014 |
ENTREVISTA REALIZADA POR EL ESCRITOR Y PROFESOR ÓSCAR GONZÁLEZ
Agradezco las preguntas que hace poco me formuló el escritor y profesor Óscar González destinadas a una publicación de carácter académico. Quiero compartirlas con mis respuestas aquí para todos los amigos. Muchas gracias.
1.
¿En qué
instante iluminador usted es consciente o no de que ha iniciado un
destino hecho en la inclinación hacia la poesía? ¿Cómo es eso?
R/ Yo no
podría hablar de un momento en particular, pues siempre me han
acompañado el asombro y la necesidad de acercarme a las cosas, a los
seres y a mis propias circunstancias de otra manera mucho más íntima
y penumbrosa de lo que nos permite lo cotidiano. La conciencia de que
todo tiene un lugar dentro de nosotros, aparece con las primeras
lecturas de los poetas Rimbaud y Baudelaire, pero ya era en mí una
atmósfera, una respiración que abría posibilidades a mi universo
de nombres y de símbolos. Conciencia que es aire, intuición, deseo.
Conciencia que después de haber vivido se convierte en lenguaje.
2.
En el
momento en que las palabra poética comienza ha hacérsele visible, a
sentirla, a hallarla, a poder nombrarla: ¿Cómo se dio ello, en que
invocación?
R/ Se escribe
la primera vez bajo la luz ebria de querer decir y no saber cómo.
Entonces uno teme a las palabras. Uno las ve acercarse y alejarse de
nuestras posibilidades. Tan íntimamente ligadas a nuestro deseo y a
la vez tan exigentes, tan despiadadas. Piden mantenerse. Mantener el
misterio y el poder que las reviste. Nos obligan a levantarnos un
poco más allá de nuestra altura, nos descubren la belleza de su
silencio que también es el nuestro. Y después, cuando hemos vencido
un poco el temor, sólo un poco, aparece el poema. Tal vez uno muy
breve, porque sentimos la urgencia de nombrar, de señalar con el
dedo. De reconocer y reconocernos. Pero este poema es un salto al
vacío. De allí no se regresa jamás. Este poema es una palabra que
llama otras palabras, otros saltos al vacío. Un espejo dentro de
otro espejo.
3.
Ya que en
su poesía la relación dialéctica entre la presencia y la ausencia,
de todo lo que ve y siente, son hilos obsesivos: ¿Qué la ha llevado
a mantener esa tensión poética?
R/
La
poesía invoca siempre esa relación, esa tensión de la que tú
hablas, y es la que mantiene viva nuestra posibilidad de decir, de
nombrar y ser nombrados. La palabra y su silencio, la luz de lo
conocido y la penumbra de lo que aparece por primera vez ante
nuestros ojos. Saber que mantenemos un diálogo secreto con el mundo,
con cada tallo de hierba, con cada sombra, y saber también que
somos, a través de la poesía, de sus vasos comunicantes ese puente
entre lo visible y lo invisible del que hablaba Rilke, que sólo
escribiendo podríamos acceder a esta conciencia de las cosas, del
mundo, de nuestro tiempo.
4.
Nombrar un
libro siempre es una verdadera prueba con uno mismo, con lo que desea
hacer, con un decir: ¿En qué momento halló la manera de nombrar
sus libros, de nombrarse usted en ellos: Cuaderno del ángel y
Cenizas de Pasolini?
R/ No he sido
muy buena con los títulos. Casi siempre llegan al final, cuando el
libro se ha escrito casi desde la sombra, desde un no saber hacia
dónde. Pero siempre ocurre también que su presencia se va
configurando, y llega un momento en que aparece frente a nosotros con
determinación, nombrándose y nombrándonos. Cuaderno del ángel es
una invocación al momento en que leí Las Elegías del Duino de
Rainer María Rilke, y después Los Cuadernos de Malte Laurids
Brigge. Es un pequeño homenaje. No quiere decir que Cuaderno del
ángel tenga el tono ni la búsqueda de los bellísimos poemas de
Rilke, ojalá fuera así, pero se dejan acompañar por ellos. Rilke,
su hermoso ritmo, su hallazgo iluminador, sus dos presencias (el
ángel, la noción de ir apuntando sus preguntas, sus gritos, su
asombro en un cuaderno que también puede ser la vida, la experiencia
poética) son algo así como una atmósfera, una luz bajo la que fue
posible la escritura de este libro. Cenizas de Pasolini es algo
semejante. Tras leer Teorema (el guión cinematográfico de la
película que lleva este mismo nombre y cuyo director es Pasolini)
hace 17 años más o menos, quedé tentada para escribir un poema
largo en varias partes donde aparecieran los elementos y los símbolos
que más me habían perturbado en la lectura de Teorema. Pequeñas
imágenes, un juego de luz y de sombra que guarda uno de los momentos
de mayor intimidad que he logrado con una obra de arte.
5.
También es
para usted un momento esencial abordar el tema del amor y el
erotismo: ¿Qué dimensión nueva, sensible y física les quieres
provocar?
R/ Me parece
curioso que lo digas, porque no han sido temas esenciales para mí.
En algunos poemas de Las Hijas del Espino se aborda uno que otro
pliegue, pero nada más. Y son ellas, las voces que pueblan ese
libro, quienes trajeron la necesidad de hacerlo, y por ende, las
palabras para nombrar esos instantes. Tanto el amor como el erotismo
son para mí territorios bastante transitados y por ello mismo
temibles, altamente peligrosos. En algún momento, cuando sienta esa
pulsión, quisiera escribir algo con la misma sensualidad de Anaïs
Nin, de Djuna Barnes, con el carácter explosivo de Henry Miller, o
la tibieza convulsa de Duras o Yourcenar. Tibieza que tiembla y grita
y muerde. Sería interesante, pero por ahora estoy en este asunto de
las palabras y el sol de su origen, y no sé cómo ni cuándo pueda
salir del camino.
6.
Cuando se
hace un libro, se quiere que haya un lector: ¿Qué lector buscas y
quieres encontrar o crear? ¿Es usted misma lectora de su libro?
R / Soy y
aspiro a ser la primera lectora de mis libros. Quiero ser con ellos
lo más exigente que me sea posible. Sólo en ese momento quiero
compartirlo con otros. Y escucharlos, escucharme en ellos. Sería
hermoso si pudiéramos tener algún contacto con todos aquellos que
han leído una línea nuestra. Saber qué forma, qué tono tuvo en
ellos, qué preguntas lanzó, que incertidumbres acompañó...
7.
El libro
inicial muestra un comienzo, que es necesario continuar, al que es
necesario deberse: ¿Considera que ha iniciado un camino, el cuál no
podrá nunca más abandonar inexorablemente?
R / Creo que
hablaba un poco de eso anteriormente. Cuando escribimos, casi siempre
nos acompañan algunos tópicos, símbolos, presencias que nunca nos
abandonarán, así nuestras búsquedas vayan de un lado a otro, así
tomemos varios caminos en poco tiempo, así nuestra estrella sea
señale varios reinos... Una imagen, una manera de mirar, un gesto. .
. En mi caso, como en el caso de muchos otros poetas, estaría la
noche. ¿Cómo negarla? Ella es el símbolo del camino mismo, de la
búsqueda, del inicio y la culminación de todo cuanto soy, de cuanto
me construyo...
8.
¿Cómo se
relaciona usted con el sueño, lo maravilloso y la naturaleza? ¿Qué
poder de imantación poseen para usted y como las lleva a su poesía?
R / Hay un
carácter iniciático en la poesía, y es por ello que se nos da
naturalmente una relación misteriosa con lo maravilloso, con esa
conciencia otra del mundo que nos rodea. El sueño, la naturaleza en
su estado salvaje, la ensoñación de la que hablaba Bachelard, y
esos raros momentos de exaltación poética, de exaltación mística
de los que gozaron tantos artistas y visionarios, son la prueba de
esta correspondencia. No es gratuito que nos emocionemos frente a una
obra del Bosco, o leyendo uno de los bellos poemas en prosa de
Baudelaire o Aloysius Bertrand... Y es que esas epifanías también
están en nosotros, tal vez no con la misma claridad con la que ellos
las experimentaron, tal vez no con la misma intensidad, pero es
porque existen en ti y en mí que las reconocemos, que las hacemos
nuestras.Así mismo, estarán presentes en nuestra escritura. Son los
vasos comunicantes de los que nos hablaba Breton. Siempre estaremos
inmersos en lo que sucede, veámoslo o no, es real. El espejo y el
otro lado del espejo. Ahí están. Y desde esa intuición escribo.
9.
¿A cuál
de ellas le da más carácter de luminosidad constante en su poesía
y en su realización como poeta? ¿Por qué?
R / Creo que
todas son importantes, porque pertenecen al mismo reino. No es
posible habitar el sueño sin estar íntimamente unidos a lo que
somos, a la conciencia palpitante que somos, a la naturaleza
inexplorada de nuestro ser y su relación con las que cosas que vive
a diario. Cuando seamos capaces de vivir nuestras experiencias como
un todo donde no sobra ni falta nada, ese día seremos capaces
también de escribir el poema...
10.
¿Cómo y
cuáles son sus metódicas para escribir? ¿Qué necesita para llevar
a cabo esta tarea? ¿Puede hablarnos un poco de su orden y de su
técnica poética?
R/ Escribo
cada vez que puedo. Cada vez que lo siento necesario en mí. Cada vez
que algo me inquieta o me pregunta. Cada vez que rompe el asombro o
el mar en calma de una experiencia cualquiera que haya vivido
profundamente. No necesito casi nada, sólo el deseo de escribir.
Siempre llevo mi libreta de apuntes a la mano. Siempre escribo
rápido, como para no perder ninguna palabra, siempre siguiendo el
ritmo de una respiración silenciosa, del miedo de no saber si
llegaré hasta el final del poema o si se cortará en el aire y
quedará en nada, palabras humo y ceniza, palabras que son apenas un
vidrio roto en el que se refleja el sol.
11.
¿Procede
por evocación o por invocación para hacer eclosionar el sentido de
lo que hace, de darle sentido a lo que mira y la hace mirar?
R/ Por
evocación y por invocación. Y lo dices bien, porque son estas, sin
duda, la dinámica amorosa de la poesía. Habitar la memoria y el
misterio que conllevan las palabras, las cosas, nuestra comunión con
ellas. A esa memoria y a ese misterio apelamos cuando nos urge la
necesidad de comprender y de nombrar ciertas experiencias, cuando lo
invisible viene a nosotros para que le demos una forma, una voz, un
tiempo. Es una tarea difícil. Evocamos para hacer más nuestra la
experiencia del mundo. Invocamos para que ese mundo por fin se nos
revele, para que cada elemento diga su nombre y acepte nuestras
preguntas.
12.
¿Tiene
usted como principal y vehiculante tentativa, presentar en su poesía
un combate entre lo femenino y lo masculino? ¿Por qué sí o por qué
no?
R/ Mi
aspiración se funda en el diálogo entre las cosas que en apariencia
están separadas. No me interesan las divisiones de ningún tipo.
Creo que van en contra de una naturaleza que a todos compromete.
13.
La mirada
que exhaustiva que hace usted sobre el espacio poético, las cosas
que hay en ese espacio y el vacío que propicia el espacio: ¿Qué
buscan?
R/ Entiendo
por espacio poético la atmósfera que propicia mi escritura. En este
caso, cada uno de sus elementos se abre a mi exploración, me
permiten entrever sus formas, su manera de relacionarse con la luz
del lenguaje, con el misterio que cada una de ellos alimenta. El
vacío es como el silencio que los hace posibles, que les permite
desplegar su existencia, su influencia sin que nada obstaculice su
labor.
14.
¿Usted por
qué y para qué lee? ¿Qué es lo que usted se hace evidente cuando
lee y se lee, y qué se oculta también?
R/ Leer es un
acto tan necesario para mi escritura como buscar el silencio. El
silencio de los otros. Lo que ese silencio les regaló. Cuando leo a
mis autores más queridos intento entablar con ellos, con ese momento
de su escritura, una comunión íntima. Quiero ver lo que ellos han
visto y comprender. Quiero estar cerca del milagro y entrar en su
atmósfera y quedarme allí, sintiendo. Leo para acompañar mis
palabras. Leo para llenarme de presencias que puedan guiar mis pasos
en la noche de la escritura. Leo para confirmar mi camino, para
cuestionarlo. Leo para mirarme en otros, para mirar mi tiempo en su
tiempo, leo para ampliar mi realidad, para asumirla, para recrearme
en ella.
15.
¿Usted
considera que la poesía y el poeta tienen una misión y un papel que
desempeñar frente al mundo, la sociedad de hoy? ¿Utopía?
R/ Creo que el
poeta es plenamente un testigo de su tiempo, y en esta medida debe
asumirlo con una conciencia amplia, capaz de transformarse. Una
conciencia que esté del lado de la verdad y la belleza, de la
dignidad, de la libertad. No considero relevante si el poeta decide
alistarse bajo un partido político o si por el contrario decide ser
“el hombre de la buhardilla”. Su rebelión consiste en derribar
los muros que le impiden ver, comprender, ampliar su horizonte. ¿Qué
más podemos pedirle a la poesía? Su papel es devolverle al hombre
su verdadera naturaleza y elevarla.
16.
La poesía
es soledad, silencio y extrañamiento de del poeta ante sí mismo y
ante la realidad: ¿Qué son para usted esa soledad, ese silencio y
ese extrañamiento? ¿Cómo los realiza o no en la sustancia misma
de su poesía?
R/ De allí
nacen toda la experiencia, todas las preguntas, todo el
deslumbramiento. Y la sensación de que nada tendría sentido si no
leyera, si no escribiera, si no entablar con el mundo, con mi mundo,
esta comunión misteriosa y antigua. Cada día, en medio de la
carrera vertiginosa que nos imponen las circunstancias, uno puede
detenerse y respirar por un momento este aire en el que somos
nosotros y nos reponemos de la luz, del sinsentido, de lo que se
repite y siempre es viejo.
17. ¿Podría
indicarnos desde una relación dialéctica sensitiva, cuáles son los
tres principios esenciales y básicos para usted de su poética y por
qué?
R/ No sé si
podría hablar de principios, pero digamos que hay tres elementos
importantes en mi experiencia poética: la noción de permanencia, la
búsqueda constante de un ritmo interior, la aspiración al
silencio... Pero haya tantas cosas que busco. Tantas. Por eso
escribo.
...
Ver además, encuesta de la revista La Otra, de México:
http://issuu.com/mexking/docs/tres-preguntas/1?e=1999251/7471179