jueves, 17 de abril de 2014

Mantenemos un diálogo secreto con el mundo

Salón del libro de Paris, Francia, marzo 2014


ENTREVISTA REALIZADA POR EL ESCRITOR Y PROFESOR ÓSCAR GONZÁLEZ

Agradezco las preguntas que hace poco me formuló el escritor y profesor Óscar González destinadas a una publicación de carácter académico. Quiero compartirlas con mis respuestas aquí para todos los amigos. Muchas gracias.

1.
¿En qué instante iluminador usted es consciente o no de que ha iniciado un destino hecho en la inclinación hacia la poesía? ¿Cómo es eso?

R/ Yo no podría hablar de un momento en particular, pues siempre me han acompañado el asombro y la necesidad de acercarme a las cosas, a los seres y a mis propias circunstancias de otra manera mucho más íntima y penumbrosa de lo que nos permite lo cotidiano. La conciencia de que todo tiene un lugar dentro de nosotros, aparece con las primeras lecturas de los poetas Rimbaud y Baudelaire, pero ya era en mí una atmósfera, una respiración que abría posibilidades a mi universo de nombres y de símbolos. Conciencia que es aire, intuición, deseo. Conciencia que después de haber vivido se convierte en lenguaje.

2.
En el momento en que las palabra poética comienza ha hacérsele visible, a sentirla, a hallarla, a poder nombrarla: ¿Cómo se dio ello, en que invocación?

R/ Se escribe la primera vez bajo la luz ebria de querer decir y no saber cómo. Entonces uno teme a las palabras. Uno las ve acercarse y alejarse de nuestras posibilidades. Tan íntimamente ligadas a nuestro deseo y a la vez tan exigentes, tan despiadadas. Piden mantenerse. Mantener el misterio y el poder que las reviste. Nos obligan a levantarnos un poco más allá de nuestra altura, nos descubren la belleza de su silencio que también es el nuestro. Y después, cuando hemos vencido un poco el temor, sólo un poco, aparece el poema. Tal vez uno muy breve, porque sentimos la urgencia de nombrar, de señalar con el dedo. De reconocer y reconocernos. Pero este poema es un salto al vacío. De allí no se regresa jamás. Este poema es una palabra que llama otras palabras, otros saltos al vacío. Un espejo dentro de otro espejo.



3.
Ya que en su poesía la relación dialéctica entre la presencia y la ausencia, de todo lo que ve y siente, son hilos obsesivos: ¿Qué la ha llevado a mantener esa tensión poética?

R/ La poesía invoca siempre esa relación, esa tensión de la que tú hablas, y es la que mantiene viva nuestra posibilidad de decir, de nombrar y ser nombrados. La palabra y su silencio, la luz de lo conocido y la penumbra de lo que aparece por primera vez ante nuestros ojos. Saber que mantenemos un diálogo secreto con el mundo, con cada tallo de hierba, con cada sombra, y saber también que somos, a través de la poesía, de sus vasos comunicantes ese puente entre lo visible y lo invisible del que hablaba Rilke, que sólo escribiendo podríamos acceder a esta conciencia de las cosas, del mundo, de nuestro tiempo.

4.
Nombrar un libro siempre es una verdadera prueba con uno mismo, con lo que desea hacer, con un decir: ¿En qué momento halló la manera de nombrar sus libros, de nombrarse usted en ellos: Cuaderno del ángel y Cenizas de Pasolini?

R/ No he sido muy buena con los títulos. Casi siempre llegan al final, cuando el libro se ha escrito casi desde la sombra, desde un no saber hacia dónde. Pero siempre ocurre también que su presencia se va configurando, y llega un momento en que aparece frente a nosotros con determinación, nombrándose y nombrándonos. Cuaderno del ángel es una invocación al momento en que leí Las Elegías del Duino de Rainer María Rilke, y después Los Cuadernos de Malte Laurids Brigge. Es un pequeño homenaje. No quiere decir que Cuaderno del ángel tenga el tono ni la búsqueda de los bellísimos poemas de Rilke, ojalá fuera así, pero se dejan acompañar por ellos. Rilke, su hermoso ritmo, su hallazgo iluminador, sus dos presencias (el ángel, la noción de ir apuntando sus preguntas, sus gritos, su asombro en un cuaderno que también puede ser la vida, la experiencia poética) son algo así como una atmósfera, una luz bajo la que fue posible la escritura de este libro. Cenizas de Pasolini es algo semejante. Tras leer Teorema (el guión cinematográfico de la película que lleva este mismo nombre y cuyo director es Pasolini) hace 17 años más o menos, quedé tentada para escribir un poema largo en varias partes donde aparecieran los elementos y los símbolos que más me habían perturbado en la lectura de Teorema. Pequeñas imágenes, un juego de luz y de sombra que guarda uno de los momentos de mayor intimidad que he logrado con una obra de arte.
5.

También es para usted un momento esencial abordar el tema del amor y el erotismo: ¿Qué dimensión nueva, sensible y física les quieres provocar?

R/ Me parece curioso que lo digas, porque no han sido temas esenciales para mí. En algunos poemas de Las Hijas del Espino se aborda uno que otro pliegue, pero nada más. Y son ellas, las voces que pueblan ese libro, quienes trajeron la necesidad de hacerlo, y por ende, las palabras para nombrar esos instantes. Tanto el amor como el erotismo son para mí territorios bastante transitados y por ello mismo temibles, altamente peligrosos. En algún momento, cuando sienta esa pulsión, quisiera escribir algo con la misma sensualidad de Anaïs Nin, de Djuna Barnes, con el carácter explosivo de Henry Miller, o la tibieza convulsa de Duras o Yourcenar. Tibieza que tiembla y grita y muerde. Sería interesante, pero por ahora estoy en este asunto de las palabras y el sol de su origen, y no sé cómo ni cuándo pueda salir del camino.

6.
Cuando se hace un libro, se quiere que haya un lector: ¿Qué lector buscas y quieres encontrar o crear? ¿Es usted misma lectora de su libro?

R / Soy y aspiro a ser la primera lectora de mis libros. Quiero ser con ellos lo más exigente que me sea posible. Sólo en ese momento quiero compartirlo con otros. Y escucharlos, escucharme en ellos. Sería hermoso si pudiéramos tener algún contacto con todos aquellos que han leído una línea nuestra. Saber qué forma, qué tono tuvo en ellos, qué preguntas lanzó, que incertidumbres acompañó...



7.
El libro inicial muestra un comienzo, que es necesario continuar, al que es necesario deberse: ¿Considera que ha iniciado un camino, el cuál no podrá nunca más abandonar inexorablemente?

R / Creo que hablaba un poco de eso anteriormente. Cuando escribimos, casi siempre nos acompañan algunos tópicos, símbolos, presencias que nunca nos abandonarán, así nuestras búsquedas vayan de un lado a otro, así tomemos varios caminos en poco tiempo, así nuestra estrella sea señale varios reinos... Una imagen, una manera de mirar, un gesto. . . En mi caso, como en el caso de muchos otros poetas, estaría la noche. ¿Cómo negarla? Ella es el símbolo del camino mismo, de la búsqueda, del inicio y la culminación de todo cuanto soy, de cuanto me construyo...

8.
¿Cómo se relaciona usted con el sueño, lo maravilloso y la naturaleza? ¿Qué poder de imantación poseen para usted y como las lleva a su poesía?

R / Hay un carácter iniciático en la poesía, y es por ello que se nos da naturalmente una relación misteriosa con lo maravilloso, con esa conciencia otra del mundo que nos rodea. El sueño, la naturaleza en su estado salvaje, la ensoñación de la que hablaba Bachelard, y esos raros momentos de exaltación poética, de exaltación mística de los que gozaron tantos artistas y visionarios, son la prueba de esta correspondencia. No es gratuito que nos emocionemos frente a una obra del Bosco, o leyendo uno de los bellos poemas en prosa de Baudelaire o Aloysius Bertrand... Y es que esas epifanías también están en nosotros, tal vez no con la misma claridad con la que ellos las experimentaron, tal vez no con la misma intensidad, pero es porque existen en ti y en mí que las reconocemos, que las hacemos nuestras.Así mismo, estarán presentes en nuestra escritura. Son los vasos comunicantes de los que nos hablaba Breton. Siempre estaremos inmersos en lo que sucede, veámoslo o no, es real. El espejo y el otro lado del espejo. Ahí están. Y desde esa intuición escribo.

9.
¿A cuál de ellas le da más carácter de luminosidad constante en su poesía y en su realización como poeta? ¿Por qué?

R / Creo que todas son importantes, porque pertenecen al mismo reino. No es posible habitar el sueño sin estar íntimamente unidos a lo que somos, a la conciencia palpitante que somos, a la naturaleza inexplorada de nuestro ser y su relación con las que cosas que vive a diario. Cuando seamos capaces de vivir nuestras experiencias como un todo donde no sobra ni falta nada, ese día seremos capaces también de escribir el poema...


10.
¿Cómo y cuáles son sus metódicas para escribir? ¿Qué necesita para llevar a cabo esta tarea? ¿Puede hablarnos un poco de su orden y de su técnica poética?

R/ Escribo cada vez que puedo. Cada vez que lo siento necesario en mí. Cada vez que algo me inquieta o me pregunta. Cada vez que rompe el asombro o el mar en calma de una experiencia cualquiera que haya vivido profundamente. No necesito casi nada, sólo el deseo de escribir. Siempre llevo mi libreta de apuntes a la mano. Siempre escribo rápido, como para no perder ninguna palabra, siempre siguiendo el ritmo de una respiración silenciosa, del miedo de no saber si llegaré hasta el final del poema o si se cortará en el aire y quedará en nada, palabras humo y ceniza, palabras que son apenas un vidrio roto en el que se refleja el sol.

11.
¿Procede por evocación o por invocación para hacer eclosionar el sentido de lo que hace, de darle sentido a lo que mira y la hace mirar?

R/ Por evocación y por invocación. Y lo dices bien, porque son estas, sin duda, la dinámica amorosa de la poesía. Habitar la memoria y el misterio que conllevan las palabras, las cosas, nuestra comunión con ellas. A esa memoria y a ese misterio apelamos cuando nos urge la necesidad de comprender y de nombrar ciertas experiencias, cuando lo invisible viene a nosotros para que le demos una forma, una voz, un tiempo. Es una tarea difícil. Evocamos para hacer más nuestra la experiencia del mundo. Invocamos para que ese mundo por fin se nos revele, para que cada elemento diga su nombre y acepte nuestras preguntas.

12.
¿Tiene usted como principal y vehiculante tentativa, presentar en su poesía un combate entre lo femenino y lo masculino? ¿Por qué sí o por qué no?

R/ Mi aspiración se funda en el diálogo entre las cosas que en apariencia están separadas. No me interesan las divisiones de ningún tipo. Creo que van en contra de una naturaleza que a todos compromete.

13.
La mirada que exhaustiva que hace usted sobre el espacio poético, las cosas que hay en ese espacio y el vacío que propicia el espacio: ¿Qué buscan?

R/ Entiendo por espacio poético la atmósfera que propicia mi escritura. En este caso, cada uno de sus elementos se abre a mi exploración, me permiten entrever sus formas, su manera de relacionarse con la luz del lenguaje, con el misterio que cada una de ellos alimenta. El vacío es como el silencio que los hace posibles, que les permite desplegar su existencia, su influencia sin que nada obstaculice su labor.


14.
¿Usted por qué y para qué lee? ¿Qué es lo que usted se hace evidente cuando lee y se lee, y qué se oculta también?

R/ Leer es un acto tan necesario para mi escritura como buscar el silencio. El silencio de los otros. Lo que ese silencio les regaló. Cuando leo a mis autores más queridos intento entablar con ellos, con ese momento de su escritura, una comunión íntima. Quiero ver lo que ellos han visto y comprender. Quiero estar cerca del milagro y entrar en su atmósfera y quedarme allí, sintiendo. Leo para acompañar mis palabras. Leo para llenarme de presencias que puedan guiar mis pasos en la noche de la escritura. Leo para confirmar mi camino, para cuestionarlo. Leo para mirarme en otros, para mirar mi tiempo en su tiempo, leo para ampliar mi realidad, para asumirla, para recrearme en ella.


15.
¿Usted considera que la poesía y el poeta tienen una misión y un papel que desempeñar frente al mundo, la sociedad de hoy? ¿Utopía?

R/ Creo que el poeta es plenamente un testigo de su tiempo, y en esta medida debe asumirlo con una conciencia amplia, capaz de transformarse. Una conciencia que esté del lado de la verdad y la belleza, de la dignidad, de la libertad. No considero relevante si el poeta decide alistarse bajo un partido político o si por el contrario decide ser “el hombre de la buhardilla”. Su rebelión consiste en derribar los muros que le impiden ver, comprender, ampliar su horizonte. ¿Qué más podemos pedirle a la poesía? Su papel es devolverle al hombre su verdadera naturaleza y elevarla.


16.
La poesía es soledad, silencio y extrañamiento de del poeta ante sí mismo y ante la realidad: ¿Qué son para usted esa soledad, ese silencio y ese extrañamiento? ¿Cómo los realiza o no en la sustancia misma de su poesía?

R/ De allí nacen toda la experiencia, todas las preguntas, todo el deslumbramiento. Y la sensación de que nada tendría sentido si no leyera, si no escribiera, si no entablar con el mundo, con mi mundo, esta comunión misteriosa y antigua. Cada día, en medio de la carrera vertiginosa que nos imponen las circunstancias, uno puede detenerse y respirar por un momento este aire en el que somos nosotros y nos reponemos de la luz, del sinsentido, de lo que se repite y siempre es viejo.

17. ¿Podría indicarnos desde una relación dialéctica sensitiva, cuáles son los tres principios esenciales y básicos para usted de su poética y por qué?

R/ No sé si podría hablar de principios, pero digamos que hay tres elementos importantes en mi experiencia poética: la noción de permanencia, la búsqueda constante de un ritmo interior, la aspiración al silencio... Pero haya tantas cosas que busco. Tantas. Por eso escribo.

...

Ver además, encuesta de la revista La Otra, de México:
http://issuu.com/mexking/docs/tres-preguntas/1?e=1999251/7471179